Virna Cedeño: “Yo no estoy en Pachakutik para llenar un binomio ni para cumplir cuotas”

Desirée Yépez/ @Desireeyepez 

 

Si Pachakutik pasa a la segunda vuelta y gana las elecciones, Virna Cedeño llegaría a Carondelet como vicepresidenta de la República, junto a Yaku Pérez. La de 2021 fue su primera contienda electoral; pero, si algo tiene, es experiencia en abrirse camino. En 2017 Revista Hogar la reconoció como una de las mujeres del año y destacó su incidencia en la creación de la primera maestría en biotecnología de Ecuador. La candidata es bióloga, PhD en Biotecnología Molecular (Universidad de Montpellier 2, Francia) y ha sido articulista en Diario El Universo. Y así inicia su camino en la política… 

Virna es científica, académica… ¿por qué se tentó de participar en la política?

Sí, estoy en el área científica, pero siempre con un equipo enfocado en entender cómo la ciencia sirve para el desarrollo. Esa ha sido nuestra filosofía: las biotecnologías para el desarrollo sostenible. Por eso entré con Pachakutik, porque converge la filosofía de que el desarrollo humano debe estar conjugado con trabajar bien con la naturaleza, con que nuestras actividades sean respetuosas con el espacio y el entorno. Durante muchos años hemos intentado que gobiernos locales y nacionales agarren la tecnología para el desarrollo, pero una se agota de encontrarse con el asesor del asesor, y de ver que muchos no tienen motivación sino por el beneficio del puesto. Al final concluyes que la única forma de transformación real es la injerencia en la política pública. A veces hay que dar esos pasos complicados.

Cuando hablamos de las coincidencias entre su trabajo y la propuesta de Pachakutik ¿al decidir ser parte del binomio usted participó de la construcción del plan de gobierno o ya estaba hecho y se adaptó a lo que usted podía aportar?

 En realidad había un recorrido ya hecho de la propuesta. Pero es interesante porque al leerla tiene muchos componentes del respeto a la naturaleza, de desarrollo en armonía. Se trata de la misma filosofía y el siguiente paso es hacerlo posible a través de la economía circular, del reciclaje, de la preservación. Esto debe asentarse a través de los componentes en que he trabajado tanto tiempo. La propuesta se ha ido fortaleciendo y complementando. Por eso decimos que el binomio tiene el complemento de lo político con lo científico técnico para aterrizar una propuesta.

Pero el plan de gobierno ya estaba hecho…

En su mayoría sí. Pero se fortaleció mucho, por ejemplo, con el tema de biotecnología. Había una estrategia y lo que se hizo fue fortalecerla. Ahí estaba Virna, no solo con el deseo, sino con el conocimiento.

Inicialmente quien estaba prevista para el binomio era Larissa Marangoni. ¿Cómo surge la relación de Virna con Yaku?

Me he movido mucho en distintos ámbitos, aún cuando no he estado en primera línea política o partidista; pero sí en la de la ciencia aplicada al desarrollo. He estado en proyectos sociales, comunitarios. Además, en 2017 fui parte de la Comisión Nacional Anticorrupción. De esos sectores donde me conocen, como el de la academia, sale mi nombre. Sobre todo desde el equipo de la Comisión Anticorrupción de Guayas se empieza a proponer mi nombre cuando el movimiento habla de la búsqueda de una mujer costeña, con implicación social. Jorge Rodríguez (+), expresidente de la Comisión, toma mi curriculum de Internet y lo comparte. Eso fue analizado por el consejo político de Pachakutik y Yaku Pérez y empezaron una serie de conversaciones. Inicialmente no estaba convencida porque, como le decía al movimiento, yo podía ser alguien políticamente no correcta.

¿Por qué?

Porque considero que a veces puedo romper los esquemas de lo políticamente correcto y se lo dije a todos. Incluso cuando ya acepté, hubo gente que quería decirme qué hacer.

¿En ese contexto a qué se ha negado? ¿Qué le hace definirse como a veces políticamente incorrecta?

Por ejemplo, una de las conversaciones que había era que yo me defina de izquierda o derecha; y yo decía que lo más fácil para un movimiento de izquierda era que yo me defina así, pero como lo he dicho: me identifico con muchísimos de esos principios que buscan trabajar por el bien de los más débiles; pero también hemos visto casos donde las etiquetas muchas veces no corresponden a los actos y eso hace que una se aleje y prefiere no etiquetarse. Lo digo honestamente: considero que el ser humano debe empezar a quitar esas etiquetas para que podamos conversar, identificar que podemos tener las mismas preocupaciones y necesidades. Le dije al movimiento que yo quisiera gente que, más allá de abanderar una ideología, cumpla lo que dice, que su vida muestre el reflejo de lo que dice. Me han dicho que hay que ser más agresiva…

¿Alejarse de esa forma tradicional de hacer política, del discurso agresivo y separatista no puede jugarle en contra y bajarle el perfil como parte del binomio de Pachakutik? Entiendo que la última semana usted ha estado enferma, dio positivo para coronavirus. Entonces quienes aparecen en primera plana son Yaku Pérez y Manuela Picq… ¿Dónde está Virna?

Un fin no justifica los medios, eso no quiere decir que no debamos ser enérgicos, frontales; pero sí creo en otra ruta y otra forma para caminar. La gente preferiría que estuviera intubada para justificar que no he aparecido estos días. Soy una persona fuerte, pero el coronavirus está y me ha agotado. He aprendido a que no me muevo por el qué dirán. Me hubiera gustado estar… En 2017 estuve metida en el CNE todo el tiempo, no tenía candidatura, pero estaba preocupada de que el correísmo no se establezca en el país, nos amanecimos; no estaba convencida del otro candidato, pero sí sabía que quería un proceso transparente, que sean elecciones transparentes, que el resultado sea lo que los ciudadanos hayan exigido. Esta vez no he estado, ayer (11 de febrero) me hice otro análisis para saber si ya estaba negativo, pero salió positivo y sigo guardada, no puedo salir. He estado en conversaciones permanentes con Yaku. Y lo conciliador no quita lo enérgico, soy creyente de la protesta no violenta. Yo sí creo que es importante alzar la voz, creo en esa protesta.   

En estas elecciones hemos visto cómo los partidos y movimientos se han tomado el feminismo, las causas de las mujeres para alimentar su discurso y tratar de conquistar votos, sin que necesariamente comulguen con eso. ¿Las mujeres han sido usadas como parte de esa cuota política, sin que en realidad tengamos posibilidad de acción?

Precisamente, yo he peleado por eso. Eso es lo que yo dije: “yo no estoy aquí para llenar un binomio, para cumplir esa cuota”. Lo digo porque he levantado la voz cuando alguna vez hubo la propuesta de que Jaime Vargas reemplace a Salvador Quishpe y fui una de las personas que, siendo muy reciente en el movimiento, se levantó y tomó posición respecto a que los procesos se respeten. Otra vez, en una reunión privada de los binomios con los observadores de la OEA donde todos se dirigían a Yaku, la presidenta de la comisión dijo: “bueno, quisiera dar la bienvenida a la candidata a la vicepresidencia y reiterar que para una mujer estos espacios no son fáciles”. Luego hablé, le agradecí el saludo porque todos los hombres de la sala siempre se dirigieron al candidato… 

Sí, y las mujeres de adorno…

Claro, agradecí los saludos de la presidenta y aproveché para decir que entiendo lo difícil que es abrirse esos espacios para las mujeres. Siempre he sido una luchadora porque me he movido en espacios masculinos desde joven, en paneles donde he tenido que luchar contra el “mamita”, “mamacita”, “madrecita”. Hace poco se lo dije a un periodista en una radio, y él dijo que no debía ser extremista, que era cariño… Pero quienes luchamos debemos establecer los puntos en contra de los micromachismos que incluso nosotras hemos normalizado.

¿Es feminista?

El feminismo es una posición noble, en la cual deberíamos estar hombres y mujeres, porque es el defender la igualdad en respeto, armonía, solidaridad. No son los extremos. El hembrismo sería el componente con el machismo. El feminismo debería ser la bandera de todas y todos. En la vicepresidencia la estrategia debe ir a erradicar los estereotipos que encierran a hombres y mujeres, que nos hacen prisioneros de actitudes y comportamientos. Impulsar una coeducación en todos los niveles, controlar la música machista, la publicidad sexista, esos micromachismos al que debe quitársele el micro porque lo dulcifica y en realidad es la raíz más fuerte de ese gran machismo.   

Pocxs trans logran cambiar su cédula y votar sin discriminación

Redacción MANIFIESTA/ @ManifiestaEc

Este 7 de febrero 13 099 150 de personas están registradas para votar en las Elecciones Generales. De esas, menos del 1%, 1206 cambiaron de género en su cédula de identidad: son votantes trans

Desde 2016, el artículo 94 de la Ley Orgánica de Gestión de la Identidad y Datos Civiles permite que, voluntariamente, alguien mayor de edad por autodeterminación pueda sustituir el campo sexo (hombre, mujer) por el de género: masculino o femenino. Ese año fue el que más cambios reportó el Registro Civil, con 371 en total. 2020 fue el que menos: 59 modificaciones. 

Más allá de lo que reflejan las cifras, se trata de la posibilidad de que una mujer u hombre trans pueda ejercer el derecho al voto en la fila que le corresponde, según cómo se autodefine; y que la ley, al mismo tiempo, blinde a esta población de más acoso, hostigamiento y discriminación. Pero no pasa.  

Para empezar, desde hace cinco años el trámite de género en la cédula no se aplica a escala nacional: únicamente en Quito, Guayaquil, Cuenca y Machala. Esto significa que son pocos (como expone la estadística) quienes asumirlo, además, tiene un costo de $15, según consta en la página del Registro Civil; aunque organizaciones denuncian que esta cifra puede alcanzar los $37 en algunas oficinas. “La mayoría de la población trans se dedica al trabajo artesanal o, incluso, sexual. No tiene dinero”, advierte Diane Rodríguez, presidenta de la Federación Nacional LGBT.

Este proceso es determinante, porque es justamente esa información la que usa el Consejo Nacional Electoral (CNE) para determinar el lugar donde una persona sufraga. De hecho, en septiembre del año pasado las personas que habían hecho el procedimiento aparecían en las filas acorde a los datos que tenían antes. Es decir: transfemeninas, en el espacio de hombres; y transmasculinos, de mujeres. 

El 12 de septiembre, la función electoral publicó en redes sociales disculpas a la población trans y asumió el error. Ahora aparecen nuevamente donde, según la ley, deberían. 

 

¿Qué pasa más allá de la norma? “Hay el riesgo de que, al verme en una fila de mujeres, alguien de la junta receptora no me trate acorde a mi género. Dudo que haya un tratamiento protocolar por parte de quienes están en esos espacios”, reconoce la activista trans. Al consultar a la institución sobre la existencia de un “protocolo”, se especificó que “si ya cambiaron su género en la cédula, solo tienen que acercarse a la fila que corresponde el género elegido”. Si el trámite no se ha hecho, debe acercarse al sitio asignado para el sexo que consta en su documento

La palabra mujer ‘adorna’ el discurso de lxs presidenciables

Por: Micaela Medina Chicaiza/ @micaelamedinach

Más de 6.6 millones de mujeres deberán votar el próximo 7 de febrero en Ecuador. Se trata de un padrón electoral mayoritariamente femenino. Pero eso no se refleja en los planes de Gobierno de 14 de los 16 candidatxs a la Presidencia de la República. Al menos, eso se evidenció en las jornadas de debate impulsadas por Grupo El Comercio los pasados 9 y 10 de enero. 

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