Manifiesta Media

enero 28, 2021

SE LE CAYÓ LA MÁSCARA A MATEO KINGMAN, ABUSO NARCISITA

Por Micaela Medina Chicaiza/@micaelamedinach

Mateo Kingman, el músico ecuatoriano reconocido a nivel nacional e internacional que plasma en sus canciones, según varias entrevistas, historias de liberación, activismo por el medio ambiente y derechos humanos, viajes a la Amazonía que le han permitido hacer una catarsis y renacer, violentó durante dos años a Ana Cristina, a ella se le suman cinco chicas más que hablan de patrones similares de violencia física, psicológica y sexual. 

Cristina M., María (nombre protegido), Pamela Ledesma, Carmen (nombre protegido), Cristina Barragán son las cinco mujeres que en el blog #AlzamosNuestraVoz (link: Alzamosnuestravoz.com) narran testimonios profundamente dolorosos sobre las agresiones de Kingman con el fin de sanar y alertar a otras sobre las actitudes machistas del músico. Ahora bien, si una lee estos relatos en muchas ocasiones se sentirá identificada con al menos uno de los hechos que cuentan en este blog y es que la violencia psicológica es tan sutil que pasa desapercibida y  está tan naturalizada que en la mayoría de ocasiones no logramos identificarla, y va escalando a los golpes y más adelante en el femicidio. 

Dentro de los testimonios recopilados en el blog #AlzamosNuestraVoz existen varias coincidencias como por ejemplo, el contagio de ETS a dos de sus exparejas y una serie de mentiras por parte de Kingman para no tratarse este problema, otros de los testimonios concuerdan en que el trato por parte del artista era humillarlas, confundirlas, engañarlas, criticar su físico, alimentar su ego a costa de otros e incluso abusar de chicas que habían ingerido alcohol. 

Esto según María Dolores Miño, jurista y feminista lo califica como abuso narcisista -un tema del que poco se habla-, Miño lo ha estudiado los últimos diez años por cuestiones personales y menciona que esta patología se caracteriza por la necesidad de adulación y falta de empatía, además asegura que las personas que lo padecen buscan relacionarse con personas empáticas para que los validen. 

Etapas de abuso narcisista:

Para que el narcisista pueda cumplir su objetivo empezará la relación con muestras de exceso de amor o más conocido como “lovebombing”, allí el narcisista muestra una falsa personalidad para atrapar a la víctima y “enamorarla”, así será más difícil que la víctima identifique violencia, esto Kingman no solo hizo con sus exparejas, sino también con las personas que consumen su música, se mostró como un “ser espiritual”, “iluminado” que ama profundamente a la naturaleza, ahora vemos que todo es falso. 

Cristina M. cuenta que: “un día me decía que yo era “el amor de su vida” y luego me decía que me dejó de querer, que yo le aburría y que ya no quería estar conmigo. Un momento después, decía que nos íbamos a casar en unos años”, Pamela Ledesma por su parte: “Mateo K. hablaba con los demás y conmigo insultando mi inteligencia, mi supuesta incapacidad para ‘cachar cosas’”, Miño afirma que es otra de las etapas del abuso narcisista, ya que se empieza a agredir la psiquis de la víctima, con el fin de controlarla a través del miedo, la humillación, indecisiones y trae como consecuencia sufrimiento en las víctimas y por más perverso que suene, así el narcisista alimenta su falso ego. La violencia continúa escalando, la víctima no la percibe y esto durará hasta que el narcisista consiga una nueva víctima o se haga cargo de sus actos y busque ayuda, que por lo general casi nunca ocurre, por el hecho de sentirse seres “iluminados”. 

Consecuencias del abuso narcisista

Las consecuencias en las víctimas empiezan a notarse: trastornos alimenticios, porque el narcisista critica constantemente tu apariencia; ansiedad, porque el narcisista exige perfección, como en el relato de Carmen (nombre protegido): M.K me repetía constantemente cosas como:

-“¿No te da ni un poco de vergüenza lo que llevas puesto?”, “La verdad es que entre tu hermana y tú, ella sí es más guapa.” Ideas suicidas, tal y como lo cuenta la cineasta Cristina Barragán: “Yo jamás había tenido pensamientos ni intentos de suicido, ni en las situaciones más difíciles, hasta que fui víctima de sus agresiones”. Para que el narcisista pueda reafirmar su violencia, Miño describe que separa a la víctima de su familia y amigos, así la víctima se queda sola e idealiza al narcisista, esta es una de las razones por las que no se puede terminar con el círculo de violencia. 

Otro factor que alerta Miño es que la relación se torna tan tóxica que: “en algunos casos impacta incluso las carreras de las víctimas, quedando estas en una situación de dependencia económica, además de la emocional.”  La manipulación y el miedo son tan fuertes que las víctimas llegan a aceptar infidelidad, golpes, indiferencia, esto destruye completamente la parte emocional de la víctima, y cuando quiere reaccionar lo hace a través del llanto, discusiones y muchas veces con golpes –a manera de autodefensa-, el narcisista se valdrá de esto para tildarla de “loca”, a esta etapa se la conoce como “gaslighting”. 

El período de devaluación termina con el descarte, que ocurre cuando el narcisista se cansa de la víctima y la saca de su vida. Esto ocurre porque usualmente ya tienen una nueva víctima con quien iniciar el círculo de bombardeo-devaluación y descarte, si esto no ocurre el narcisista recurrirá al “lovemombing”, pedirá disculpas, dirá que es la última vez, que va a cambiar y lo hace, pero por un período corto de tiempo hasta que la relación vuelve a ser tóxica y el círculo de violencia empieza de nuevo. 

El narcisista se puede llegar a cansar de su víctima siempre y cuando la vea completamente destruida y ahogada en dolor, daño psicológico, falta de amor propio, confusión, y con profundas cicatrices -que pueden sanar o en muchos de los casos es un daño irreversible-, las víctimas notan esto y buscan ayuda para superar la relación tóxica, pero es difícil que esto ocurra con el narcisista, porque ni siquiera identifican su problema y van en búsqueda de nuevas víctimas. 

Dentro del caso Mateo Kingman, Pamela Ledesma cuenta que ella lo vivió hace 7 años: “Cuando empecé mi relación con Mateo K. hace ya más de 7 años, me hablaba de haber vivido experiencias anteriores feas, hablaba de tener que cambiar para poder estar en una relación. Son  más de 7 años y Mateo K. sigue prometiendo lo mismo a cada una de sus parejas nuevas y al mundo exterior.” De hecho, dentro de sus disculpas públicas Kigman dice: “Primero quisiera contar sobre el proceso que he iniciado este último año. Un tiempo después de terminar con mi expareja Ana Cristina, sentí la necesidad de cuestionar mis relaciones, mis actitudes machistas y relacionar las implicaciones de mis acciones con otras personas”, en efecto, la deconstrucción es diaria y puede tardar muchos años, pero poco a poco ves cambios y después de 7 años mucho más aún ¿Qué con la deconstrucción de Kigman, qué con sus mensajes en sus canciones? Texto amplio el del músico, que a mí me deja muchas dudas: ¿Si Ana Cristina y las 5 chicas más no hacían públicos los maltratos ustedes creen que Kigman sacaba un comunicado así?, ¿Qué decir del abuso que cometió en contra de las chicas que ingirieron alcohol? Según Kingman no ha encontrado abusos sexuales en sus actitudes, claro el machista nunca ve más allá de sus actitudes. A pesar de sus “disculpas” dentro de su vergonzoso comunicado vuelve a echar la culpa a la sobreviviente, Ana Cristina cuando dice: “Con Ana Cristina tuvimos una relación compleja y conflictiva, en la que hubo manipulación emocional. Durante un año y medio mantuvimos un acuerdo de monogamia que yo rompí. Esos actos de infidelidad venían acompañados de mentiras, pues la única forma de sostenerlos es a través de la manipulación de la verdad (…) la relación se convirtió en un tormento para ambos.” Para ambos no, para Ana Cristina seguro que sí, ella era quien recibía todas las mentiras e infidelidades de Kingman. 

Sus nueve viñetas de unas disculpas muy bien planeadas solo lo hunden más, según Miño, la violencia psicológica está tipificada en el Código Orgánico Integral Penal (COIP), y las penas van desde los 30 días hasta 36 meses de prisión. Otro de los delitos que comete Kingman en contra de las sobrevivientes es violencia sexual, esto está contemplado tanto en el COIP, como en la Ley para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres, específicamente en el artículo 10, donde se incluye la transmisión intencional de infecciones sexuales. Asimismo, y acerca de la violencia psicológica, esa misma norma establece que ésta será  “(…) cualquier acción, omisión o patrón de conducta dirigido a causar daño emocional, disminuir la autoestima, afectar la honra, provocar descrédito, menospreciar la dignidad personal, perturbar, degradar la identidad cultural, expresiones de identidad juvenil o controlar la conducta, el comportamiento, las creencias o las decisiones de una mujer, mediante la humillación, intimidación, encierros, aislamiento, tratamientos forzados o cualquier otro acto que afecte su estabilidad psicológica y emocional”. Miño asegura que: “Las violencias contra la mujer además, se consideran delitos de acción pública, con lo cual no es necesario que ellas mismas denuncien, pues la Fiscalía puede – como ocurrió en este caso- iniciar investigaciones de oficio”. 

Mateo Kingman, Ana Cristina Barragán y #YoTeCreo fueron tendencia en Twitter el 10 y 11 de diciembre de 2020, esto gracias a los testimonios valientes del blog #AlzamosNuestraVoz y al escrache feminista que generó el hecho, una medida fuerte tanto para la víctima, como para el abusador. El escrache ocurre porque creer a la víctima es lo último que la sociedad y la justicia hace. No debería ser necesario exponer nuestras intimidades – que de paso no es nada fácil- para que exista un pronunciamiento de Fiscalía, por ejemplo -como ocurrió en este caso-. Es muy común que cuando pasa algo así la gente lo minimiza y dice que “son problemas de pareja”, “los trapos sucios se lavan en casa” “por qué ella soportó tanto”, etc, etc. Miño manifiesta que “se recurre al escrache porque no existe sentido común: el sentido común es que un maltratador consuetudinario como MK sea excluido de los círculos sociales que frecuenta, que no se le de espacio y que no sea alabado, porque su fama está construida con la psiquis destruida de muchas mujeres. Pero como no podemos contar con la solidaridad y la empatía de quienes nos rodean, debemos hacer este ejercicio desesperado de exponernos (…) No, la violencia psicológica, sexual y de cualquier índole no es un tema privado. Es un tema público que debería generar rechazo sin necesidad de campañas, hashtags o publicaciones en redes (…) Así, el escrache es una forma de reivindicación social, de forzar a la sociedad a escuchar la historia de la víctima que tantas veces ha sido ignorada bajo la premisa de “hay dos versiones de cada historia”, y que muchas veces son silenciadas porque como en este caso, el victimario es famoso y tiene muchos alcahuetes que pretender beneficiarse de esa fama.” 

Como mencionamos anteriormente Fiscalía abrió una investigación de oficio, es decir que ninguna de las afectadas solicitó investigar el caso, y utilizó el hashtag #FiscalíaConLasVíctimas, pero hay que recordar a este organismo que en lo que va del año se han producido más de 100 femicidios que no logran esclarecerse o avanzar en las investigaciones, es más que ni siquiera hay cifras oficiales clara sobre estos hechos, que pedimos justicia por el caso de Elizabeth Campoverde, por el de Valentía Cosíos, por Adriana y su hijo Santiago, por Gabriela, por Daniela (caso Hugo Caicedo -Sudakaya), necesitaría todo un libro gigante para enumerar cada uno de los casos y al recordarlos se me llenan mis ojos de lágrimas y siento mucha impotencia. 18 años tuvieron que transcurrir para que Petita Albarracín logre recibir disculpas públicas por parte del Estado ecuatoriano en el caso de su hija Paola Guzmán (16 años), quien sufrió abusos sexuales por parte del rector y médico de su colegio, en este caso los culpables nunca tuvieron sanción alguna, así el Estado se convierte en cómplice del machismo. Debería ser prioridad de Fiscalía contar con una justicia con enfoque de género. 

María Dolores Miño publicó un tuit sobre esta entrevista y de inmediato respondió una mujer pidiendo contar su testimonio, porque hablarlo sana y es parte del proceso, es que como dije al inicio, una lee el blog de #AlzamosNuestraVoz e identifica al menos una actitud similar dentro de relaciones anteriores o actuales. Qué fácil culpar al machismo en el que vivimos –como menciona Kingman en sus disculpas-, lo mejor es hacernos cargo de nuestros actos, saber asumir culpas y saber que con un comunicado no se borra el daño de las víctimas, no se borran los delitos de la justicia. Aplaudo de pie a #AlzamosNuestraVoz y también al escrache feminista, la falsa máscara de Kingman se cayó y aunque dudo mucho de la justicia ecuatoriana, encender las alarmas es un paso gigante. Ojalá los machistas y su red de cómplices se sacudan y se asusten para que dejen de normalizar el llenar de inseguridades a sus parejas, el darles un amor a medias, el jugar con sus sentimientos, darles un día “amor” y al siguiente ignorarlas por completo, no, no es normal, ojalá que entre su círculo de amigos dejen de vernos como trofeo o medallita, y ojalá que también nosotras dejemos de lado la idea “de ser salvadoras”, de romantizar estas actitudes violentas y maneras de dar “amor”. Mientras tanto las mujeres  seguiremos haciendo historia, estamos tumbando su misoginia, su machismo, el patriarcado, #SeVaACaer, que tiemblen los machistas. 

 

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